Calificativo que se aplica a los vinos blancos dulces que contienen azúcares naturales residuales (restos entre 5 y 15 gr./litro) pero menos azucarados que los licorosos propiamente dichos. También recibe este nombre la degustación de un vino en el que la untuosidad domina a la acidez, aunque sea seco.
Ejemplo de uso (frase extraida de internet):
Para el postre es posible presentar algún espumante o champagne o servir algún vino abocado tipo marsala o generoso.