Las raÃces se pudren y sobre su corteza se observa un micelio blancuzco que más tarde se vuelve parduzco y casi negro.
Acarrea la muerte de la planta y de todos los que se planten en su lugar.
La identificación es complicada, ya que los sÃntomas que producen (clorosis general, debilitamiento) se pueden confundir con otros problemas de raÃces como vertido de detergentes, combustibles, aceites, productos fitosanitarios, daños por obras, compactación del suelo, sequÃa, escolÃtidos, nematodos, etc..
Se empieza a marchitar como si faltara agua y finalmente se secan del todo. RaÃces y cuello podridos. En los pies muertos, donde la infección es muy antigua (varios años), aparecen durante el otoño setas del hongol.